Soy viento
Fui el que ascendiendo el barranco umbroso dio forma a los
coscojares, les hice torcerse a mi paso, resquebrajarse para no verme, he sido
el que a fuerza de ulular las tardes de invierno llevó al extravío a los
animales del páramo y fui, también, el que vi y no pude evitar el crimen,
detener la mano gruesa, homicida, acostumbrada a grasa y estiércol, sacudí la
arena, la vibré en sus ojos, le ceñí en hojarasca y briznas de hierba seca. Su
silueta perfilando la luz del atardecer.
De nada sirvió. Desde entonces el llanto monocorde y neutro
de la niña ha quedado enlazado a mí de tal manera que afirman los lugareños que
mi forma de trepar este monte y peinar esta tierra envuelve súplicas.
Y ahora me acerco a ti que hollas esta tierra con tu
inquietud de animal de caza. ¿No ves nada diferente? ¿No percibes que por aquí
no vuelcan su aroma el tomillo, el romero, que el trino de los pájaros no
alcanza? Inquiétate animal, husmea, busca el rastro de la presa agazapada como
sabes hacerlo, sin olvidar esa parcela donde la hierba está rala y tiene un vapor
diferente, similar y distinto al de tu amo que camina unos pasos atrás suspendiendo
la escopeta.
Escarba, ladra, llama la atención humana que a ellos
pertenece este desvarío. Horada, saca a dentelladas, con las garras, con los
ojos, la tierra, busca esa justicia imposible para ti hasta hacer que aflore la
mano infantil como una rosa lívida en el tiempo y azuza tu mirada a la de tu dueño
para que se detenga y le afloren los nervios al ver tu descubrimiento, al coger
el móvil, al marcar.
Soy tu caricia, dócil animal, te envuelvo con la brisa y oculto los lamentos
perdidos, desvanezco el desequilibrio de esta tierra, que la jara huela a jara,
el espliego a espliego, que el camino sea recorrido.
De esto se trata el curso que estoy haciendo: es narrativa corta, pues como decia Freud todo hoy se reduce a la minima unidad de expresión. En el megorto, como digo yo.
ResponderEliminarUn relato asi, bien construido, en pocas lineas, que te deje con ganas de saber mas pero te haga imaginar el entorno, de ese crimen, de ese entierro apresurado, y de ese viento que no quiere ser complice y se niega a serlo, instando al perro a ser detective.
Un relato asi, en FB en dos segundos lo fagocitan y lo reclaman 1000 autores. Los otros también.
Hace una semana, algo abatido por lo de la bici, me lancé a escibir este texto casi del tirón; desde luego sin la menor idea de por donde iba. Puede que lo continué por puro divertimento y me pase el verano agrandándolo y mejorándolo.
EliminarSí, FB es así, qué se le va a hacer. La creatividad, a la que tanta importancia le doy, se da mejor en etas tierras de los blogs.
Una caricia es tu prosa y una alegría la reapertura del blog.
ResponderEliminarUna terapia, sí. Una terapia y de las grandes.
Abrazos y bicicletas
La sustituta de la bici ya está aquí y esperemos que por mucho tiempo y si bien este texto y los anteriores nacieron por cierto grado de abatimiento o rabia, vamos a procurar no dejarlo ahora que parece que le insuflé vida, gracias.
EliminarGracias, amigo por reabrir este espacio.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Constancia e ilusión, que no falten. Gracias, abrazos.
EliminarCelebro tu regreso, y más aún que lo hagas con energía.
ResponderEliminarSalud!
Soy el Guadiana, un as de los requiebros, espero que se asiente esta loca cabezota.
EliminarGracias, abrazos.
Saludos, Goathe...Un placer leerte desde aquí. Ya buscando algo más de sosiego, tras un año de mucho trasiego. Pero me estremecí con la imagen de la hierba rala donde guarda la tierra el ominoso crimen. Y, no creas, la fotografía tiene su miga, escenario que supiste agrisar para acompañar al texto....magnífica.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, nació un poco desde la bilis, sin pensarme ni corregir casi nada.
EliminarAdvierto ahora sus fallos pero en el blog lo dejo así y puede que lo continue, que teja una red de araña en torno a ese crimen este verano.
Mateo, espero que ese trasiego se deba a temas de trabajo y no de salud, confío saber de ti pronto. Me pongo a visitaros, creo que ya era hora.
Abrazos a todos, Pedro.
Me alegro de su vuelta...y de que por fin..."mate" usted a alguien...como bien dice, eso merece más amplitud...alguna causa, aunque sea irracional; alguna investigación...alguna sorpresa...
ResponderEliminarEn fin...ya me entiende...que escriba...
Un fuerte abrazo desde estos terrenos sosegados de la lecto-escritura...
por aquí nunca había posteado, así que practico la contemplación, pero: = va siendo hora
ResponderEliminar(¿la niña es la bici?)
Ya me comentaste Anarkasis y junto a los demás me animaste a regresar antes casi de que se consumara mi huida.
EliminarPor completo aciertas y me sorprende mucho. La niña es mi bici y el viento mi fiel - y algunas veces puñetero - compañero todos estos meses.
Muchas gracias, abrazos.
Es verdad verdadera lo que cuentas y dices. Hay espacios de monte en los que hay silencio y los aromas no existen. Cuando era pequeña distinguía estos espacios y suponía que eran sagrados, nunca me puse a pensar en crímenes, pero es que cuando eres pequeña todo es más sutil, casi como la tierra de los elfos, aunque tampoco conocía a los elfos.
ResponderEliminarPor cierto, la jara no huele mucho, pero se compensa con el romero y el tomillo.
Tiempo de infancia, tiempo de aromas silvestres y campos sagrados.
Un abrazo.