El pan del vagabundo

La noche deja lamida de escarcha Madrid.

Despunta abúlica la mañana por el callejón de Bringas, los primeros rayos la rasgan sin templarla y multitud de minúsculos sonidos aportan tono al bullicio del despertar de la ciudad. Murmullo de conversaciones, cada cuando el escándalo de un claxón o el timbre de un móvil inflamando el aire de música metálica y, cobijándolos todos, el enfático rodar de los neumáticos en el asfalto. Vapores ondulándose en la gelidez, los del esfuerzo de las calefacciones en las viviendas, las vaharadas de la respiración de los viandantes y, a ras de suelo, avivando íntimos secretos, el olor a pan nuevo filtrándose entre las aberturas del cartón donde el vagabundo se guarece.

Se desperezó dichoso, frotándose los ojos prensados de legañas, con el azul velado dentro y apartando cajas para pellizcar la hogaza. El paladar bendijo la tibieza del trigo moldeado. Imaginó la verde pradera que formaron una vez sus espigas. De nuevo un espíritu benefactor le dejaba pan e iban para siete días consecutivos. De nuevo importaba a alguien. De nuevo la esperanza, cuando todo se daba por perdido, dejaba un rastro. Cómo no asearse con entusiasmo, cómo no afanarse por descubrir a quién pertenecía la mano que posaba el pan en su cartonaje aunque siempre el sueño le traicionara y despertara tarde, cómo atajar el sueño de la imaginación que atribuían esas manos a una misteriosa dama de negro cuyos senos sabían a miel y luna.  

Pan

Y sentir, y creer y soñar.

Creerse tonta e infantil. Maldecir al corazón, órgano fúngico, lanzador de esporas que a todo se prenden para enraizar y doler al despegarlas con la ausencia o la distancia. Dolorosos corpúsculos cardiacos aferrados a la fragilidad de una minúscula planta que resiste en una cornisa, a la perrita zalamera de la vecina de abajo, a los ojos de un vagabundo que despierta encontrando su pan y convencerse “es diferente porque es pulcro en la miseria y saluda sin conocer y no arroja su vida al interior del cartón de vino” y hacerle pan para entregárselo por la noche como quien lleva un símbolo humeante y crujiente de los cielos, y querer no ser descubierta anhelando ser descubierta porque una viuda en la cuarentena no cree merecer un joven diez años menor aún vagabundo y tocarse y sentir el dolor del espacio desperdiciado cada noche en la cama y pasar media noche en vela preparando otro pan para llevárselo a hurtadillas sin advertir que, esta vez para su asombro, bajos los cartones unos ojos azules la aguardan despiertos.

Y sentir demasiado, y creer en lo imposible y soñar que no existen límites.

Comentarios

  1. Un texto inmenso. Unas letras llenas de metáforas en las que se esconde un lugar que todos poseemos y del que pocos presumen.
    Una gozada de lugar este en el que te he encontrado amigo. Me quedo desde ahora mismo.

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  2. Hola!!!!

    Si sabre de trigo y su cuidado, es que me dedico a eso y tengo una entrada asi titulada, claro que dicho por un poeta queda mucho más perfecto...

    Buen fin de semana y un abrazo de oso.

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  3. Me encanta esa precisión tuya para elegir la palabra apropiada, el juego de los adjetivos: siempre nos enriqueces :)

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  4. minuscula fotografia de un pan que a estas horas me abre el apetito
    saludos desde Barcelona

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  5. Soñar que no existe límites. Eso es: un sueño.

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  6. Sueños de dos seres solitarios que desean la compañía pero no se atreven a mencionarlo en voz alta.
    Buen día

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  7. Una historia tan hermosa como el pan que a diario nos alimenta. Pan de ternura deseo que en un momento compartan.

    Me ha encantado el relato.

    Abrazos a repartir

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  8. Precioso, querido amigo. Y emocionante esa viuda tímida, retraída y temerosa a la que esperan unos ojos en la noche. Besos.

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  9. He encontrado en el texto soledad y -tambien- algo de optimismo. Sueños y reflexiones. Tema para seguir pensando ...
    Un abrazo.

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  10. Bienvenido de nuevo a la escritura...nada de personaje rabioso...un relato esponjoso, rico como un brioche...
    magnífica su vuelta...
    un fuerte abrazo.

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  11. Y no los hay verdad???yo siempre he querido creer que los límites no existen... y en eso me empeño...

    Gracias Goathe, me ha encantado :)

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  12. Aplausossss!!! Vaya texto, lleno de tanto en tan pocas letras.... Yo, me apunto la última línea.


    Un Besote, espero que estés bien, y ansío esas postales de primavera que colgaras los próximos meses.

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  13. Un fuerte abrazo y mi más sincera felicitación por este hermoso cuento,que de realidad y soledad tan bien está creado.
    Y dibujas en esos corazones un precioso horizonte donde volver a sentirse vivos. De ilusión y de esperanza están hechas las almas...y las que encontraste lo necesitaban como el aire viciado que respiraban en ese gélido Madrid.
    Es tu texto un dechado de creatividad, de poesía,imágenes lindas que envuelven no menos hermosos sentimientos...y el aroma a pan caliente hecho con amor me envolvió a mí en todo el relato.
    Un abrazo

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  14. Vaya, encantador relato. Da mucho para pensar. Realmente encantado., Triste como realidad, pero encantador como relato.

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  15. El que persigue un sueño, lo suele encontrar. Es lo que tiene soñar no??

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  16. Qué maravilla de relato, dos seres que pasan de todo y seguramente consigan tener preciosos momentos.Un abrazo cariñoso.

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  17. Sentir, creer, soñar
    Sentir, creer, soñar
    Sentir, creer, soñar
    ....................
    Gracias

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  18. Magnifico relato desde el punto de vista del que nada tiene, que recibie su pan sin saber porque, y de quien se lo prepara. Aunque no me recuerde siquiera, la verdad sea dicha es que me crei que por las Europas estaban mas adelantados que por aqui y que a una mujer de 40 años no se la consideraba un vejestorio inutil, sino a alguien en la flor de la edad, pero parece que una vez mas me equivoque. Sin embargo, a cualquier edad, la soledad destroza el alma a zarpazos.

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  19. Goathemala, a los cuarenta no son inseguridades, sino mas bien un limite que te ponen para muchas cosas, tantos que realmente te hacen sentir un rrasto viejo, y sin embargo escuchas a los viejos decir ¡sabes lo que te queda por vivir! y una ya esta pensando en encargar la lapida porque por todos lados ve solo callejones cortados por ese asuntito de la edad.

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  20. Anónimo19:40

    pasando a visitarte, excelent post

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  21. Tu blog está excelente, me encantaría enlazarte en mis sitios webs. Por mi parte te pediría un enlace hacia mis web y asi beneficiar ambos con mas visitas.

    me respondes a munekitacat@gmail.com

    besos

    Catherine

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  22. Muchas gracias a todos. No imaginan el ánimo que encuentro en sus comentarios.

    Abrazos.

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