El héroe relativo y el alcalde extraterrestre

Ramas de sauce columpiándose.Sucede que disfruta  unas cervezas para rumiar el desaliento agazapado en los titulares de los periódicos, la gota calando un día tras otro, sucede que el tabernero es generoso en las tapas y el mundo entre amigos camufla sus rincones de padecimiento y con las ocurrencias de unos y otros le aflora la risa entre pinceladas de olvido, todo esto y más sucede en la terraza de sillas de aluminio cuando estallan los cristales del tercero y en la balconada de enfrente, en una escena que parece un incendio irreal, y no lo es, se ve gritar a un niño.

Sin medida de riesgos, antes de que se piense, con la croqueta a medio tragar, se descubre escalando una reja, saltando entre barrotes, asiendo y soltando herrajes, haciéndole pulsos al hierro sin mirar abajo para acceder al balcón y asir al niño mientras feroces columnas de humo denso abandonan la casa. Es entonces, al descender con el crío enganchado a mochila, cuando percibe, entre el crepitar, un fino aullido.

Desciende y sin tocar suelo lo deja a salvo. Arriba de nuevo descubriendo a su corazón en una región histérica y ajena a su ser, un órgano descordado y como ajeno por miedo o cansancio. Entra al domicilio tapándose con la camiseta. Hay una coral en las combustiones, un retorcimiento sigiloso de los objetos plásticos, un rugir vehemente de abrasiones en los muebles, la hosca protesta de las palabras en la ceniza de los libros, la calcinación discordante del sofá expeliendo bocanadas de humo negro y a ras de suelo, en sordina, un grito agudo que encuentra sin percibir la llama que lacera su costado. Le abren espacio cuando le ven bajar tosiendo, manchado de efluvios de hidrocarburos, y con una niña en brazos. Al entregarla percibe el huir de su conciencia y es entonces cuando alcanza a escupir la croqueta y la mueca que intenta hacer, al ver a los bomberos acordonando la zona, queda esbozada en un desmayo.

Al despertar en el hospital, días más tarde, no sabe todo lo que se habló de él, no es consciente de las fotos, ni de los huecos hurtados a la economía rota, tampoco de los tensos debates en el Ayuntamiento en la duda del reconocimiento que merece. Medalla de la ciudad, para unos, acreditación de mérito civil para otros. Sin embargo, en los despachos forrados de roble de la alcaldía, acaba imponiéndose que ninguna pues le reconocieron entre los acampados de la plaza unas semanas antes, uno de esos indignados que a medio afeitar clamaba contra ellos, que les llamó chorizos, que pidió una democracia nueva y a la pregunta del regidor de “cómo toreo esto” no falta asesor, de gomina en lustre, que le persuada de que algo se les ocurrirá.

Aún ingresado, en una tele de monedas, con medio equipo médico al lado, ve al alcalde en rueda de prensa valorando su esfuerzo y eludiendo distinguirle con nada pues no puede hacerlo con quien tenía una tasa de alcohol en sangre de casi 0,6 g/l, algo superior a lo permitido en la conducción. No sería un buen ejemplo, dice, y que de ser héroe lo sería relativo, que también fue un temerario por no esperar a los servicios de emergencia. El médico apaga el aparato, frunce el ceño y se gira a las enfermeras boquiabiertas “tenemos un alcalde extraterrestre, una de esas cosas que ve mi hija, en cualquier momento muda de piel y se hace lagarto”, dice.

Ríe, como todos, y le regresa el dolor. Cierra los ojos y se esfuerza en componer una escena que le traiga el sueño: un chubasco, un cielo que se abre, un sol tibio, brisa, cascabeles en las espigas, columpio de ramas de sauce.

Comentarios

  1. Acabado...bien insertado en el relato las letras que veía el otro día...
    Yo tengo la impresión de que estamos en un mundo raro en el que pasan cosas estúpidas como las que cuenta-imagina,y que estamos perdiendo un poco el norte...y creo que esa impresión de rareza es compartida...
    Bienvenido al otoño,amigo...ha sido un placer despertar con café y su lectura...

    ResponderEliminar
  2. No conocía esta historia, pero se ha repetido muchas veces: un héroe poco presentable tiene poca "venta".

    ResponderEliminar
  3. La cultura de la hipocresía.

    Ya se encargarán de buscar defectos para ahorrarse el encumbrar a quienes con ellos no comulgan.
    Lo peor es que todos son iguales, sin distinción de emblemas ni himnos.

    Dobles abrazos dobles

    ResponderEliminar
  4. Lo malo es que es verdad. Que hay alcaldes lagartos.

    ResponderEliminar
  5. Gracias por vuestros comentarios. Hoy mismo los visito. Abrazos.

    ResponderEliminar
  6. Eso de ser heroe es muy relativo, depende de quien se lo mire, y más hoy en día. En cuanto al alcalde, estoy con Pedro.
    Besos

    ResponderEliminar
  7. ¿Condecorar a un hombre común y corriente sólo por jugarse la vida en un incendio para salvar la vida de un niño? ¡No, por favor! Las condecoraciones hay que guardarlas para los verdaderos héroes, esos que se juegan la vida metiendo goles o matando toros... (Nótese el tono irónico, lo digo por si hay algún alcalde marciano leyendo).

    Como siempre, tu sensibilidad y tu elegancia para transmitirla en palabras me han dejado encantada.

    ResponderEliminar
  8. El recital estuvo genial. Al menos salí muy satisfecha de como resultó todo.

    Deberías de haber dicho a tu amiga que se acercara y así poder saludarla en persona.

    Abrazos dobles, bueno, triples (otro para tu amiga:)

    ResponderEliminar
  9. Las historias de las mezquindades las vemos, las leemos, las padecemos. Héroe? Sólo si sos "políticamente correcto". Pregunta: qué político hay correcto? Creo que este binomio ha caído en desuso hace milenios. Al margen de la anécdota, qué bien dices las cosas, hombre! Me admira! Y pensar que la primera cosa que leí tuya me recordó a Bioy Casares... no me equivocaba.

    ResponderEliminar
  10. Saludos, Goathe....
    Volviste a hacer encaje de puntilla con las palabras, y poesía con la heróica humanidad, hasta salieron demasiado bien parados los extraterrestres de piel lagartuna...Ay, dios, el mundo al revés: encumbrados los inútiles y denostados los imprescindibles... en fin. Una gozada leerte.
    Abrazos

    ResponderEliminar
  11. Anónimo10:03

    Los pensamientos, según de quienes sean, corren en direcciones muy diferentes. Así es este juego al que llamamos convivencia.

    Salud

    ResponderEliminar
  12. Los gobiernos hacen todo lo posible para no reconocerle merito al ciudadano comun de a pie, cuando hace algo bueno, siempre hayan la forma de menoscabarlo o retacerarle lo que le corresponde. Magnifico relato sobre la situacion actual en una Europa que se creia blindada de males y ahora los tiene estallandoles en la cara.

    ResponderEliminar
  13. Qué maravilla de relato. Incongruencias que tiene la vida fielmente reflejados. Aún así, ser persona de bien es un premio personal que nadie le puede quitar.
    Lo dicho en el post del cierre, no puedes dejarnos sin tus letras. Te abraza con afecto. Rosa María.

    ResponderEliminar
  14. De tabernas con tapas abundantes, la de la esquina; con tres cañas ya comiste.
    De agradecimientos públicos: lo más a mano y socorrido que tiene un político es pedir un minuto de silencio in memorian; es muy barato y siempre queda bien.
    Sobre indignados mejor no hablo porque me indigno. Cuando manifestar tu indignación es joderle la vida a otros, tomar una plaza central como los mejores okupas, y tantas otras actitudes... se me quitan las ganas de escucharles y ya no me importa lo que tengan que decir.
    Es como el caso de los ciclistas urbanos, que para reivindicar sus derechos a que los autos los respeten y tengan cuidado con ellos, realizan una bicicletada de trescientos bicipédicos cortando el tráfico en las principales vias.
    En fin. Cosas que suceden en la tierra de los árboles tanto como en la yerma.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares