El beso de la amapola
- Besaba como las amapolas.
Era un setentón soñador, desaliñado y dulce que dejaba un aire de tristeza por donde pisaba. - Verá usted, D. Tomás, es que las amapolas no besan, repliqué. - Eso es porque nunca pasó las yemas de sus dedos entre ellas una mañana de mayo. - Será, asentí.
Cuando oficié su boda, hará un par de años, estaba en los rumores del pueblo: el viejo solterón, se casaba con la señorita, cuarenta años menor, que le cuidaba desde hacía meses. Se puso el grito en el cielo, se escucharon acusaciones severas para ambos y hasta aparecieron familiares lejanos que protestaron por el menoscabo de una hipotética herencia. Por ese motivo se casaron en el juzgado.
- Aquí tiene, Don Tomás, firme aquí. - ¿Si firmo ya estaré divorciado? - Así es.
Firmó musitando algo que no entendí y se marchó, entornando suave la puerta. Me llegó una languidez insólita.
- Qué pena de hombre, le dije a mi asistente.
- Ya, ya, le han desplumado treinta mil euros, un viñedo y el piso de Torrevieja. ¡Joder con el beso de la amapola, debe ser tóxico!
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Tengo excedentes de fotos de amapolas tomadas los últimos días, aquí os dejo unas pocas por si queréis ampliarlas o llevároslas.
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Son preciosas, no creo que sean tóxicas en absoluto...
ResponderEliminar.. para mi son especiales....
.. me gustó el relato.. que pena... a veces nos dejamos llevar ...y pasan esas cosas.
.. y si son especiales.. por que son las primeras flores... de las que tuve conciencia de su belleza cuando yo era niña.... las primeras flores de las que fuí consciente y apartir de ahí.... las flores han sido para mi fuente de placer, con su belleza.
Un abrazo y me gusta de nuevo estar por tu blog
Estrella Altair, gracias, sí los pétalos son un poco tóxicos. Observa que el ganado nunca los come. Sin embargo, las semillas sí son comestibles.
ResponderEliminarLa historia tiene su parte real...
Gracias, abrazos.
Historias de las que se cuentan por manojo...que pena por quienes las viven. Entretenidas para quienes leemos.
ResponderEliminarLas fotos estás hermosas. Gracias por compartirlas.
Pues a mi, me has dado un disgusto, tal cual discurría tu historia estaba convencida que una persona tan adorable como D. Tomás merecia mejor suerte.
ResponderEliminarA ver, yo te propongo mi final:
"...Y a pesar de todos los fatales augürios de tan desigual unión, cada tarde por el pueblo,la gente de reojo los veía pasear, uno muy cerca de otro, ella siempre, con amapolas en los cabellos y él, con una luz especial..."
¡¡no soporto los finales tristes!!
Si fuera tan fácil cambiarlos en la vida como en el papel ¿verdad?
ha sido un placer.
un beso.
bien Marìa, ya la vida golpea bastante, entonces pues.....por que no darle un buen final a una historia que al leerla nos puede hacer sonreir??
EliminarMaru Luarca, pues sí. Pero ellos ejercen su libre albedrío con todos sus riesgos. Gracias y saluds.
ResponderEliminarMaría, bienvenida. Pues suelo poner finales alegres pero tengo la imagen de mi D. Tomás sacada de una persona a la que le tengo un poco de ojeriza (y además acabó muchísimo peor de lo que cuento). Tu final es muy bonito. Gracias.
la historia es terrible...pero las imágenes bellisimas...me llevé la del campo de amapolas (donde?).
ResponderEliminarme alegro que te unas al grupo...seguro que tus quijotadas serán geniales....impaciente estoy de leerte...un abrazo amigo
Un campo de amapolas es un festín para la vista, es algo que me rinde.
ResponderEliminarTu historia es real como la vida misma, desgraciadamente, pero hay que comprender que pasar la yema de los dedos por sus pétalos es irresistible.
Un saludo.
Las amapolas son mis flores favoritas desde pequeñita, hay algo en ellas que me desborda ls sentidos..será su delicado riesgo..
ResponderEliminarMuy bonito post, la realidad, a menudo, supera la ficción.
Abrazos
Creo que el asistente sólo se ha hecho eco de los malhadados cotilleos de sus convecinos. La verdad es que Don Tomás siempre fue justo y feliz ofreciendo su hacienda y arrugas a quien siempre lo mereció.
ResponderEliminarHola Goathe. Veía yo a este señor tan dulce que me ha sabido muy mal que le hicieran daño pero la vida es a veces así.
ResponderEliminarLas amapolas me encantan. Cada año mi marido y yo tenemos el "pique" de ver quién descubre la primera y la verdad es que nos hace ilusión verlas. Son hermosas.
Con tu permiso me llevo una de las fotografías. Gracias.
Un beso, Goathe.
Mem encantan las amapolas, que junto con las margaritas son mis preferidas. Me ha gustado el escrito, y por desgracia hay besos de amapolas sueltos por doquier, pero a veces ese beso es franco. Un abrazo
ResponderEliminarQué penica por Don Tomás. Historias así se escuchan de vez en cuando, creo que no hay muchas pero sirve a los cínicos para poner en duda la existencia del amor entre dos personas.
ResponderEliminarMuy buenas las fotos Goathe!
Saludos
La primera, esa amapola solitaria y de color vibrante me gusta mucho, envuelta casi en la nube de algodón.
ResponderEliminarY después, me enamora el mar rojo de la última, pasear descalza entre esas amapolas con el sol acariciando la cara....
Casi se puede sentir.
Un saludo
Se dejaba besar "el amapola" :):)
ResponderEliminarNo sé, me ha salido así. Pobre Don Tomás, tan cándido.
Me encantan las amapolas y hay ya tan pocas por aquí...
Abrazos dobles
Las primera amapolas anuncian los calores.
ResponderEliminarAhora dá gusto ir por los campos de Castilla, alfombrados por amapolas.
Hasta los solares abandonados, llenos de matojos, hacen bellos,las amapolas...
A mi, siempre me han gustado...
El cuento, pues siempre hay incautos, que le vamos a hacer...
Son de simples como la amapola.
Precioso.
Un besito
hola Goathemala, hace ya un tiempo que no pasaba a saludarte y me encuentro con esta belleza.. yo no se que trasmitio en mi esa amapola, porque me senti tan sutil que hasta mi alma suspiró.
ResponderEliminarte cuidas mucho...
Las amapolas son hermosas y libres. Habéis probado a cortarlas y ponerlas en agua, en un jarrón? Se mueren en seguida, solo viven en el campo.
ResponderEliminarPreciosa foto, Goathe. Besicos.
Me ha enamorado la foto que has puesto en el encabezamiento de tu texto, no me extraña que D. Tomás se dejase cautivar por una amapola, lo que ocurre es que desgraciadamente hay amapolas que no son de verdad sino falsas, de puro plástico, y estas se aprovechan de los sentimientos, de las soledades, de las carencias de los demás.
ResponderEliminar¡Y aún tuvo suerte de darse cuenta a tiempo! Quién sabe si la amapola no lo habría esquilmado y maltratado hasta la muerte. Las amapolas están bellísimas. Besos, querido amigo.
ResponderEliminarqué bello...
ResponderEliminarfijate que en Costa Rica, la amapola es otra...quizá la que se conoce en otras partes como "hibiscus"
Ahh qué fotos! La primera es hermosa. Me gustaría ver a menudo muchas amapolas. Me robaré las fotos para una amiga que así se llama su blog.
ResponderEliminarBesos amigo.
tóxico no. narcòtico....
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Tan pronto vi el post me vino a la mente una canción del folcklor popular de estas tierras...
se llama
Cuando florescan las amapolas.
http://www.youtube.com/watch?v=DbKXzv7S-ZA
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Un abrazo quierido Pedro.
Se da cuenta de que apenas hay ya peleas por amor?...o hay crímenes absolutistas-machistas o por dinero,herencias,pensiones de divorcio...una pena los vientos que soplan...son contrarios a la poesía...
ResponderEliminarla belleza de las flores se encuentra en su noli me tangere...
un abrazo amigo.
Qué razón tienes, Max! Cómo han cambiado tanto las cosas?
ResponderEliminarTal cual dice Sara, las amapolas hay que disfrutarlas en su entorno, no vale coartarles la libertad, a los pocos minutos languidecen y se te queda mal cuerpo. Alguna he cogido en tiempos para secar sus pétalos entre las páginas de un libro. Dónde habrán quedado aquellos pétalos? Eran otros tiempos... Las últimas las vi hace poco, de pasada desde un autobús; imposible encontrárselas en la ciudad. Gracias por las fotos, Goathe! El texto totalmente contemporáneo ... hoy día se escuchan casos así cada dos por tres. Un besote!
¿Ya han salido las amapolas y yo sin tiempo para escaparme al campo?
ResponderEliminarBuenas, amigo.
ResponderEliminarUna historia de las de verdad...hay tantas!!!
Me fascinan las amapolas...son tan sensibles...nadie puede tener un ramito en casa...se deshojan fácilmente. A mi hijita le encantan, pero se empeña en cogerlas...Pero ellas no se dejan atrapar.
Ah! suavidad de primavera, quién te pudiera coger como en sueños te cogiera.
Abrazos.
Pero nadie puede discutir aquello de que... ¡¡Algo tendrán los tóxicos!... y algo el vino cuando lo bendicen... y el viñedo, no se lo lleva uno puesto, pero el beso, nunca se lo pueden quitar... que fue tóxico??? pues aunque hubiera sido letal...
ResponderEliminarHoy, he estado contemplando las amapolas... es curioso...
Amapola, lindísima Amapola, no seas tan ingrata y ámame...Amapola, Amapola, como puedes tú vivir tan sola.
ResponderEliminarq¡Qué beso tan caro.
Un abrazo
Que amapola...Pobre D.Tomas...se quedo intoxicado y con el corazon destrozado :(
ResponderEliminarPor eso me quedo con la flor de lotus :)
Por cierto las fotos se ven fabulosas,
besos (no intoxicados je je)
rojas... viento...
ResponderEliminarsentires...
en portugués se llaman: papoilas,
abrazo europeo
Es beso de la amapola... nunca lo había vista desde ahí, a través de los ojos de Don Tomas, y en cierta manera se me hace como un nuevo Ulises u Odiseo que navegando por las soledades de la vida ha caído en las redes de los cantos de sirena. Es algo tan humano, que cuesta no sentirse en cierta manera un poco como él...
ResponderEliminarSalud
Toxico? Nahhhh. que va, se sacan algunos alcaloides de estas bellas flores nada mas, pero de ahi a que sean toxicas... Asi que puedo llevarme algunas fotos de ellas? Fantastico, nada mas agradecido que un choreo con el correspondiente permiso del autor (ahora que si quieren una foto de pinos, lengas, araucarias, acers color purpura que envidiaria un romano y demas, no tienen mas que solicitarmelo, todavia no las tengo listas, recien estoy decidiendome por las 10 que mandare al concurso fotografico, el resto sin etiquetar ni catalogar....)
ResponderEliminarMe gustan las amapolas.Y si lo piensas si que hay besos como los de las amapolas.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por sus mensajes, queridos amigos.
ResponderEliminarY seguro que ese día de la boda hacía un calor soporífero. Por cierto, yo también he andado últimamente de amapolas. Te diré que ninguna ha pasado el control de calidad. Un saludo
ResponderEliminarBellísimo excedente: Se agradece y el relato ni hablar: un placer
ResponderEliminarMe encantan las amapolas...yo me dejo besar por ellas no me importa que se quieran llevar cualquiera de las cosas materiales que me guardo...yo si me voy a llevar una...foto digo!!
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