EL DUELO
Don Marcial, corajudo comerciante y novio de la Srta. Agustina se vio obligado a retar en duelo a Don José, pobre pero poeta, dado que los versos de éste tenían a su pretendida zambullida en un mundo de ensoñaciones. Todo se precipitó con el descubrimiento de una carta en la que el lírico se declaraba herido de muerte por los ojos de Agustina. Ahora entendía Don Marcial las enfebrecidas ansias de lectura, sus suspiros ahogados ante cualquier menudencia.
Un bofetadita con un guante blanco y la recomendación de que buscara padrino porque era retado a muerte fue lo que recibió con asombro D. José al salir de desayunarse su habitual chocolate con churros.
Sin embargo los padrinos no encontraban fechas. A Don Marcial le disgustaba batirse de mañana porque era cuando más provecho sacaba a su negocio de telas, Don José rehusaba hacerlo de tarde o de noche porque era cuando le visitaban las musas. Como pasaron los días y el mancillado honor de Don Marcíal exigía reparación urgente acordaron contratar un intermediario experto en estos asuntos.
Así entró en escena el Don Máximo, militar minúsculo y cojo que los reunió y sentenció con vozarrón impropio de persona tan chiquita:
- Será el domingo al alba, cuando las musas duermen la resaca, el comercio está cerrado y hasta el mismo Dios descansa. Será tras la tapia del cementerio para no gastar esfuerzos moviendo el cadáver. Yo pondré las armas y se hará conforme al Code Duello de 1777. ¿Alguna objeción?
Por no ser menos y practicar con su escopeta, aceptó Don Marcial; por escapar rápido a escribir unos sonetos inspirados por el sórdido ambiente recreado por Don Máximo, asintió Don José.
Clareaba el domingo, una neblina rala escapaba del cementerio. Encaramados a la tapia unos grajos presenciaban el lance.
A las órdenes de Don Máximo, dierónse la espalda el comerciante y el poeta, se distanciaron diez pasos, volvieron sobre sí y dispararon al unísono. El estruendo aventó a los córvidos que se alejaron protestones. Encogió el cuello Don Marcial, levantó la rodilla para proteger sus partes pudendas Don José pero ninguno estaba herido: habían fallado el disparo.
Ambos miraron a Don Máximo preguntando con los ojos fuera de las órbitas qué diantres hacer. No les respondió porque recogía algo en la gravilla.
- Vean, dijo, mostrando un metal achatado. Estas son sus balas que chocaron entre sí a mitad de camino, es raro pero ya se dieron un par de casos. El Código es tajante al respecto, en su artículo 30* asegura que en estos casos quedará el honor lavado. Ustedes deben seguir como hasta ahora señores, entendiéndose entre ambos sin pleitos de por medio. A no ser que quieran repetir, extremo este en el que yo me retiraría por contravenir el más estricto código de honor.
Los perplejos contendientes, en parte por no desairar al árbitro y en parte porque tenían trastocados los órganos internos, accedieron a entenderse rubricando su disposición con un apretón de manos.
Aquella misma mañana Don Máximo entraba risueño a la casa de Srta. Agustina. Quien le vio afirma que salió aún más risueño y con un nuevo tintineo en sus andares cojitrancos.
Fueron precisas unas escasas monedas de plata para que Srta. Agustina tuviera, mediante un discreto soborno, las delicadas y materiales atenciones de Don Marcial sin perder por ello los acalorados versos de Don José.
La astuta dama volvió a su diván donde un gato de angora se le enroscó exigiendo su rascada diaria.
- ¡Pero qué brutos que son todos!, le susurro al minino que, estrábico por las caricias, no le hizo ni caso.
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Cuadro: Amalia Llano, Condesa de Vilches de Federico Madrazo.
* El Code Duello tiene 26 artículos, no existe un artículo 30.
Disfruté mucho con este relato.
ResponderEliminarUn poco largo para este medio pero como espero tomarme un descanso de algo más de una semana tampoco viene mal.
Saludos.
No me extraña en absoluto que lo disfrutaras, nada tan relajante como un pequeño recordatorio de lo bien que media el ingenio, cuando anda en juego la absurda y obstinada testarudez... por cierto, testarudez viene de testosterona???? :D :D, lo cierto es que no lo sé ;)
ResponderEliminarDisfruta este descanso, aunque se te echar de menos :)
Me faltó añadir... Y anda que no libera a quienes se empeñaron en mantener una postura, por más que en su fiero interno, lo pudieran llegar a suponer ;)
ResponderEliminarDebo fingir que hay otros.
ResponderEliminarEs mentira.
Sólo tú eres. Tú mi desventura
Y mi ventura, inagotable y pura.
H.L.Borges
Disfruta del descanso...y gracias por este relato.
Un abrazo, amigo.
Mia no creo que venga de testosterona pero debiera. Los grandes testarudos que he conocido han sido casi siempre hombres.
ResponderEliminarMe he querido divertir con ese mundo, verdaderamente siniestro, de duelos de honor, orgullos de sangre y rollos macabeos y para ello usé la flexibilidad de una dama que los manejaba como peones de ajedrez.
Saludos y gracias.
Meme, ese soneto es una maravilla amiga:
Lunas, marfiles, instrumentos, rosas,
lámparas y la línea de Durero,
las nueve cifras y el cambiante cero,
debo fingir que existen esas cosas.
Gracias por recordádmelo.
Bueno al menos los tontos tontos son por inocentes y encima se ahorraron muertes...un saludo
ResponderEliminarTú siempre me cambias la jugada en tus letras y me gusta. Ya te lo he dicho.
ResponderEliminarBuena manera de divertirse.
Abrazos
PD. Tomé nota de tu película sugerida. Me gusta el director pero no he visto esa movie. Gracias.
Algun pariente de Lizzie el gato? Los gatos son los mejores compañeros, yo que ella me quedaba con el gato y los demas que se maten segun codigo o sin codigo. (de esos lances, la que se lleva las palmas es la duquesa tuerta por haber perdido el ojo en un duelo, o la condesa Dudevant , alias George Sand, que le metio el tiro al marido en lugar del enfermizo Chopin, no por nada se vestia de hombre la dama)
ResponderEliminarQué delicia de relato, Goathemala... Ingenioso y divertido, una verdadera gozada.
ResponderEliminarBesos.
Curiosa historia. Refleja lo que es un hecho indudable, y es que los hombres estamos siempre "en manos" de las mujeres, que nos manejan con hilos sutiles...
ResponderEliminarJa, ja, ja....
Por Dios, que no se me ofendan las damas...
Un abrazo
Muy entretenido. Lo que me gusta de tus relatos es que te atreves a recorrer distintas lineas y asi el lector nunca sabe con que encontrarse. Esta vez fue con una de duelos y picardia jeje.
ResponderEliminarSaludos
Delicioso.
ResponderEliminarMe encantó el toque de contemporaneidad, el link en donde se exponen las normas.
Lo copiaré.
También me divertí mucho.
B.
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!
ResponderEliminarme encantó la imagen de uno tapando sus partes nobles y el otro encogiendo la pierna!
jajaja
Me he divertido mucho con este cuento!
cariños!
Lo que más me gusta y me impresiona son las pequeñas pildoritas de sabiduría que deja como si nada en un genial relato...busqué y traduje el código...intento encontrar alguno en España que contenga algo parecido
ResponderEliminarun fuerte abrazo
Como siempre es un placer leerte...siempre me recordas a Becquer...un abrazo, amigo arbol
ResponderEliminarq buen relato la verdad, a pesar que es largo es muy entretenido gracias por compartirlo, saludos desde la guatemala entre los mares.
ResponderEliminarAsi no se vale, inventarse un articulo, ¡que repitan el duelo!, jajaja.
ResponderEliminarYa en serio, a mi tambien me encantó, no es de extrañar visto tu historial de excelentes letras.
Saludos!!!
Pero qué buen relato! He ahí, el ingenio femenino. Bueno, no diré más, mira que las armas no terminan arreglando las cosas, claramente.
ResponderEliminarMuchos saludos!
Delicioso descubrimiento, y encantador relato, donde vencen los córvidos y pierde el gato.
ResponderEliminarYo que rápido me enamoro, solo me retiene el amar a mi única e imposible señora.
Amor cortés...¿dónde quedó?
¡Trovadores regresad! que hay pañuelos que esperan vuestra fama.
Gracias por el blog y a sus pies,
Por una dama tan encantadora, seguro que m�s de uno se habr�a atrevido a este duelo. Besitos.
ResponderEliminarQue bueno! entretenido relato, como siempre nos transportas con los personajes de tus relatos
ResponderEliminarademas de que aprendemos algo en el camino.
Un abrazo desde el Tropico.
Amigo Goathemala, me recordastes una vez que un conocido llegó contando que se había casado el anterior sábado, y cuando lo relataba, dijo...bueno la verdad es que no me casé, me casaron.
ResponderEliminarEl honor para mí se logra sin armas, todo es cuestión de eliminar las viejas maneras autoritarias.
Saludos brother!
jeje, se haría un buen corto con esta historia...
ResponderEliminarSiempre me parecen muy emocionantes los duelos que veo en las peliculas. Hasta donde llegaban los hombres por puro machismo y orgullo.
ResponderEliminarMe gusto el relato...y la escena de la escena de la señorita Agustina y el gato.
Pinche gato...Unico testigo que quien manda..
ResponderEliminares la donna!
Qué genial relato Don Goathemala, qué castizo; es casi esperpéntico.
ResponderEliminarHay que ver lo que se afanan los obstinados en poner el pragmatismo o el idealismo por encima de todo; incluso de la vida, que es la que al fin y al cabo nos permite esas libertades.
Obstinación humana será. Aunque esta de su relato es muy española; a mi me sabe a sol y sombra; mitad soberano, mitad anís del mono.
Lo que me encantaría es que alguna vez en la historia hubieran chocado las balas a mitad de camino.
Una situación surrealista. Sí.
Un placer, como siempre. Un saludo.
Amigo, el cartero me trajo un pequeño regalo para ti.
ResponderEliminarPasate por IMAGENES Y PALABRAS.
Un abrazo
perdon por la ausencia pero me quede sin compu y estaba de vacaciones, regrese y pues paso a saludarte
ResponderEliminarMuy ingenioso, sobre todo el final.
ResponderEliminarSaludos a España
A mi no me h aparecido largo, me ha parecdo genial y he disfrutado de lo lindo con su lectura. Además, es que he visto escena por escena:):):)
ResponderEliminarBrutos brutos son los hombres a veces, con lo fácil que una mujer arregla las cosas:):)
Un par de abrazos a repartir
Amigo! es un placer volver a leerte, me encantó ese relato, tan apegado a la picaresca clasicista y a la vez tan atemporal ¿Lo escribiste tu? Te envio un abrazo cordial deseandote lo mejor!
ResponderEliminarFabuloso! No me extraña que lo disfrutaras... y no te pares en longitudes, que tu escritura es hipnótica: una vez que se comienza a leerte uno no puede parar hasta el final, sin que importe cuán largo o corto sea el post
ResponderEliminarUn besote, espero que estés descansando tanto como yo :)
Estupendo relato, me encanta el final feliz.
ResponderEliminarGracias por todas sus visitas. Ya estoy de vuelta y gradualmente me iré poniendo al día.
ResponderEliminarSaludos.
Me ha gozado usted mucho, con su encantador relato Don goathemala. A sus pies me doblego la espina dorsal.
ResponderEliminarUn saludo!
Entretenida la trama del relato, como siempre.Es un regalo.
ResponderEliminarApropiado el cuadro elegido. Me gusta Madrazo.
Un saludo.
Parece un relatito para entretenerse, y sin embargo que cantidad de cosas se sacan de el, de casi todo lo que escribes.
ResponderEliminarEn mi tierra dicen que mas vale maña que fuerza.