EL PARAGUAS ROJO
A mi amigo Max y a ELLA
Fue en los tiempo en los que mi tío sufrió el accidente de moto que le hizo olvidar nuestro idioma y hablar el francés de su infancia que creía ya borrado de su cabeza. Le tomaron por bromista pues siempre prodigaba chanzas y dedujeron que eso de soltarles "au revoir" sería una excentricidad para presumir. Más tarde le consideraron demente y su mujer amenazó con dejarlo y el pobre se quedó como si nada porque no la entendía, que con el golpe se le fue también la comprensión. Y luego le retornaron nuestras palabras de aquella manera tan curiosa.
Sí. ¿Recuerdas? En aquellos días lluviosos te aguardaba en la puerta de tu casa para acompañarte a la escuela con el paraguas rojo que encontré abandonado. Sosteniendo el mango te protegía mientras apretabas los cuadernos junto al pecho y yo me empapaba fuera pues no daba para tanto su tamaño. No importaba, lo hacía convencido de que era el colmo de la caballerosidad . Cada mañana esperaba puntual para mojarme y así sucedió varias semanas hasta que, ausentes por fin las lluvias, me sorprendiste con aquella pregunta:
- ¿Por qué no vienes ahora?
Callé. No veía como decirte que ya no había manera de lucir el paraguas rojo. Fue tu primera mirada de mujer, tu primera mirada de mujer herida, la misma que debiéramos recordar como se recuerda el primer beso. Madurabas, te alejaste de mí aquel verano mientras yo jugaba a naves espaciales o prisioneros en fuga y el tiempo a contracorriente me dejo sabor a espigas en el paladar.
Sé que uno no se hace hombre de sopetón pero si ayudan ciertos alicientes y verte aquel septiembre gris coquetear con mi primo rubio, que además me ganaba a las carreras, me sirvió de mucho. Me entraron ganas de abatir las naves y fusilar a todos los reclusos ¿Qué hacer? Era más tímido, pequeño y feo que él. Era la sutil huella de un paraguas rojo que se desvanecía en la escarcha de tu memoria.
La desesperación y el tronar de la alborada me trajo el remedio. Junto al paraguas agarré las tijeras de cortar pescado de madre y fui a tu encuentro.
Llovía. Te esperaba con el paraguas cerrado. Al descender por mi rostro las gotas perfilaban mi pánico.
Atesoro tu sonrisa al descubrirme, el ademán contenido que me pedía cercanía y abrigo. Guardo tu gesto de sorpresa al verme desplegar un corazón rojo para guarecerte pero ante todo retengo el tacto de la mano que aferró mi brazo impidiéndome salir del cobijo corazonado. Esa leve y templada presión se convirtió desde entonces en el centro de mis galaxias, el cerrojo de las prisiones. Querida mía, por guardar hasta guardo los andares temblorosos y el recuerdo de aquella varilla loca del paraguas que no pude cortar y amenazó con saltarnos los ojos durante el recorrido.
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Por todos aquellos que guardan... que guardamos momentos que son como tesoros indestructibles, que no desaparecerán jamás...
ResponderEliminarPor todos aquellos que saben donde está aquello que tiene un valor incalculable, y lo saben preservar...
Precioso, Un beso :)
Andas en una onda nostálgica que se te da muy bien (me refiero a los relatos, no se si en tu vida pasa lo mismo), es difícil escribir una historia de un primer amor que no sea empalagosamente cursi o desgarradoramente triste, y tu lo has logrado. E interesante ese giro de introducir la historia con un incidente contextual ajeno y curioso!
ResponderEliminarMía, gracias muchas gracias porque está escrito casi del tirón. Ideas tengo muchas pero ganas de plasmarlas ninguna. Saludos.
ResponderEliminarSaldivia, amigo fulminaré el romanticismo, te cuento que se trata de escritura semiautomática poco meditada. La primera historia me gustó pero se me fue por otros derroteros que puede que retome en otro escrito. Me atascaba cuando vi en mi equipo el icono del antivirus Avira Antivir (es un paraguas rojo), tomé la idea de ahí. Saludos y gracias.
La idea de un corazón rojo desplegado me ha enamorado....
ResponderEliminarRendida estoy.
Bellísmo texto, Goath...
Qué placer pasar por aquí!
Amigo...me deja usted sin palabras...agradecido...qué bueno llegar el lunes gris y encontrar un enorme corazón rojo!!!
ResponderEliminarUn fuerte abrazo...y muchas gracias por la dedicatoria de un relato tan bello
Que puedo decir sino darle las gracias, gracias por el relato, gracias por café de ayer y su compañia.
ResponderEliminarElla
Otro post de campeonato, regularmente me quito el sombrero pero esta vez abro y cierro el paraguas ante tu escrito.
ResponderEliminarUn abrazo, saludos!!!
Quiero tener un paraguas rojo
ResponderEliminarque al desplegarse
sea mi corazón
hermoso texto
poesía y narración se conjugan
abrazo,
Leo tu texto y lo releo.
ResponderEliminarMe gusta.
Muy bueno!
ResponderEliminarSi le hacemos una analogía a la caballerosidad de hoy en día que deja mucho que desear, y como estamos en parte en tus posts de divertimento te dejo un par de bromas:
"No es que no existan caballeros en los autobuses hoy en día, es que van tan llenos que lo que no hay son sillas"
-"Con la lluvia el cielo se pone sublime y yo te pienso".
-No seas bobita, ¿No te haz dado cuenta que no va llover?
Sobre la perdida de la memoria, quizás aquí encuentro esa dinámica que le distes de sopetón:
"Ya hemos olvidado esa manera de amar, y aunque tu dices, fulminas el romanticismo, sin embargo entra en conspiración".
Bonita manera de entrelazarlo, a pesar de su brevedad.
Saludos amigo!
¿Dónde estás, alma de dios, que no leo nada nuevo?
ResponderEliminarDe todas formas, siempre hay cosas que descubrir en tu blog.
Besos.
Trabajando. En esas estoy. Con poco tiempo y una conexión malísima.
ResponderEliminarSaludos y gracias a todos por los comentarios.
Un adolescente t�mido pero con imaginaci�n: ese es el personaje que has dibujado. Y ha resultado muy eficaz para tu prop�sito, pues como dec�a m�a, resulta dulce sin ser edulcorado. Felicitaciones y besos, querido amigo.
ResponderEliminarQue gozada de relato Goathemala.
ResponderEliminarEl florecer del primer amor, yo diría que el primer florecer del amor.
Que lejos se ve todo eso ahora, pero cada uno tenemos recuerdos de los primeros pasos por ese camino...
Dos abrazo
siempre leer tus historias es un placer...saludos, amigo arbol
ResponderEliminarjajajjaj ahora soñre que me vienen a buscar con un paraguas rojo :D
ResponderEliminarBella descripcion de esos intentos de acercarnos a otra persona, a traves de un paraguas rojo o de cualquier pretexto...
ResponderEliminarNostalgia.
Un abrazo
Si yo ya lo he visto, cuando ni lo piensas la poesia sale de tu mano!
ResponderEliminarbellisimo hasta dan ganas de enamorarse con la ingenuidad de los años jovenes.
Un beso y un abrazo amigo.
(Experimento? pues resulta muchos nos enamoramos leyendote)
Me ha costado seguir el relato, y porque las primeras líneas me han trasladado más de treinta años atrás.
ResponderEliminarMi abuelo materno era francés, aunque raramente le escuché pronunciar alguna expresión en su idioma original. Siempre se expresó en castellano, y hasta que en sus últimos días, en un principio de una agonía penosa, comenzó a hacerlo en francés. Hablaba con sus amigos de la infancia (me estremezco al recordarlo) e iba de un mundo a otro con la misma torpeza que una mariposa lo hace buscando una nueva flor.
Leí todo el relato, Goathemala (leo todas tus entradas), pero esta vez no pude digerirlo bien.
Muchas gracias.
:)
¡Qué bonitooooo! Me has dibujado una sonrisa, me ha encantado...
ResponderEliminarAquí estoy. Miércoles para todos.
ResponderEliminarUn besico.
Un cuadro donde desbordan ternura, recuerdos inmaculados de sentimientos,sensaciones...y también un espejo, donde mirar nuestras experiencias por aquellos años. Gracias Goathemala, un momento exquisito.
ResponderEliminarYa ves lo que hace una foto, y tambièn quiero decirte que me gustan las sombrillas...buen tema para robar no?
ResponderEliminarOtra vez disfrutè de tus letras. Ternura en la historia.
Mi cariño...
Guau, qué bonito relato, cada día me sorprendes más, con lo romántico que soy yo... me ha encantado.
ResponderEliminarY encima con un final cómico para terminar de esbozar una sonrisa con ese final tan feliz, aunque con un toque melancólico.
Felicidades por tus estupendos relatos.
Ala!! que bonito este!!
ResponderEliminarBajo l corazón rojo.
Te he dicho alguna vez el gusto que me da cuando vengo y me encuentro escritos como estos??
Si claro!! creo que ya muchas veces!!
Una historia un poco loca, pero la foto del paraguas es inspiradora. Me llamó la atención el comienzo de la del tío accidentado, si la seguiste avisame dónde está.
ResponderEliminarNo se si estás trabajando o descansado, de vos o de nosotros, no importa, es que ya te tomaste un mes y faltan tus historias y tus fotos. Un abrazo lleno de energía.