LOS PLANETAS DE DENEB
El abuelo de Miriam dedicó sus últimos años a la seria tarea de enseñarle a su nieta el nombre y el fulgor de las estrellas. Cada noche bajo las moreras de la alberca el anciano apuntaba con su índice huesudo al firmamento.
“Mi niña, recuerda que aquella rojiza es Aldebarán, el ojo del toro; la otra es Deneb, la cola del cisne, tan lejana y misteriosa que nadie sabe que sus planetas están habitados por seres mudos como tú que se comunican con el silencio.”
Miriam intuía el engaño bondadoso del anciano pero en el fondo le reconfortaba la simple suposición de unos retirados y secretos planetas poblados por seres de forzado silencio donde, como ella, sus habitantes se vieran obligados a comunicarse sin voz. Con la argamasa de su imaginación confirió colores a los planetas, forma a sus habitantes y magia a sus expresiones.
El día que su abuelo desapareció de este mundo lloró desconsolada durante días y dejó de alimentarse una semana, sentía un vacío cósmico en su corazón y tan solo encontraba consuelo observando las estrellas.
De tanto mirar el firmamento, de tanto evocar a su abuelo entre astros, algunas estrellas se le prendieron para siempre a los ojos y el negro del infinito invadió sus iris.
Cuando mitigó un poco su pena, cuentan que al pasear por el poblado los pájaros extasiados detenían sus trinos, que las palmeras dejaban caer dátiles a su paso y que el mismo sol se esforzaba por enviarle sus mejores destellos.
Arrebatados por su belleza todos los habitantes del poblado aprendieron el lenguaje de signos para comunicarse con Miriam. Con el tiempo valoraron tanto el silencio que acabaron entendiéndose entre ellos por señales. Aquel mutismo permitía escuchar los corazones, clarificar los sentimientos, adivinar las palabras y percibir la llegada del polvoriento siroco.
Cada vez que Miriam ve la bóveda celeste se siente acompañada, hasta intuye un dedo huesudo señalándole el suelo desértico y percibir una senil voz:
- ¿Ves mi niña? Ya habitas en un planeta de Deneb.
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Foto: Miriam por Extremeboh
http://flickr.com/photos/extremeboh/
simplemente que profundo, gracias por compartirlo y gracias por visitarme, es hermoso el paisaje de tus arboles desde aqui...
ResponderEliminarHoy, tomando parte de un comentario de ayer, he escrito sobre el silencio.
ResponderEliminarLo dejo aquí:
"Los devotos de las ondinas buscaban, en silencio, el rostro del Dios, que era Diosa, en el reflejo mojado de un espejo de lluvia.
A veces el silencio es atronador.
Hiere porque sí.
Hiere porque no.
Hiere".
Quizá esta tarde sabía que ibas a escribir sobre una diosa con mirada de estrellas.
Esto de los blogs, tanta conexión.
Nos lo tiene que explicar Gonzalo.
Saludos cordiales.
Gracias Cristina, bienvenida de nuevo.
ResponderEliminarMarlu, esto de la conexión de los blogs es a veces inquietante y otras producto del empeño y horas que le dedicamos. Qué decir de Gonzalo, le admiro.
Saludos.
Maravilloso relato...
ResponderEliminarMe he quedado prendado de las palabras, así como de la mirada de la fotografía...
Un saludo...
... ¡cuàntas veces dejamos que el bullicio de las ciudades interrumpan la claridad de nuestros pensamientos...!
ResponderEliminarSimplemente maravilloso, amigo Goathemala... ;)
Qué maravilla de relato para expresar precisamente el silencio.Además me ha gustado particularmente la conexión entre silencio y estrellas,firmamento...o acaso no nos hemos quedado todos alguna vez en silencio mirando las estrellas??
ResponderEliminarun fuerte abrazo
Me encantaría realizar esa actividad de mirar al firmamento por las noches y contemplar las estrellas, es una forma de apreciar la belleza del infinito universo.
ResponderEliminarUna hermosa historia, si señor.
Hermosisimo relato y mensaje. El brillo de las estrellas en los ojos de una ninha, el silencio del espacio que permite la verdadera comunicacion. Hacia tiempo no leia un cuento tan lindo. Manhana se lo relatare a mi hila. Te saludo contenta de haber llegado a este blog.
ResponderEliminarNo me arrancaba la mirada de Miriam desde que descubrí su foto hace una semana.
ResponderEliminarEfectivamente está escrita como un cuento mitad para niños, mitad para mayores. Este cuento es tributario de la mencionada fotografía, de la fabulosa película El laberinto del Fauno y de una tarde libre. Está repleto de simbolismo y condensado, como me gusta decir, para meterlo en un blog.
Tenía un relato muy crudo en primera persona pero preferí poner este otro, ya veremos si me animo.
Gracias y saludos, lo mismo estoy un tiempo sin escribir por exceso de trabajo.
Dulce Goathe,
ResponderEliminarese abueo recuerda mucho a Dios y la niña a ese silencioso rincón de nuestro interior que guarda lo que realmente somos. Saramago dice algo así como que cada hombre guarda en su interior algo que ignora y eso es lo que es. Bueno, pues tu niña me recuerda ese silencio sagrado y frágil que somos.
Besos grandes
Calificar como hermoso a tu texto es quedarse corto, amigo Goathemala. Va más allá, y nos habla de un caso real que trasciendo más allá de lo personal para hablarnos de nosotros mismo y de lo mejor que puede haber en el corazón humano. Lo mejor y a menudo lo más desconocido para nosotros.
ResponderEliminarSalud
Gracias Charles, lo empecé como un simple cuento sin más pero se prendieron a mí simbolismos mágicos y me dejé llevar.
ResponderEliminar--
Saludos.
Atticus, gracias por tu comentario. Ayer cuando lo escribí no tenía esa imagen, era mucho más sencillo en su origen. La imagen de la la alberca con moreras te será familiar ¿no? La niña con problemas de comunicación también ¿verdad?
ResponderEliminarMe dejé llevar, como sabes para mi se trata de un juego.
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Saludos.
Un hermoso relato, amigo. Me hiciste recordar a mi padre, que en nuestras largas noches en el campo y caminos de cerro me enseñaba también las estrellas. Me abrió otro mundo lleno de espacios, nitidez, aire transparente y libertad. Jamás me he salido enteramente de él. Mi padre y sus estrellas hicieron de mí un peregrino del absoluto. Gonzalo.
ResponderEliminar( El lirismo es a las palabras como La Luna a La Tierra: siempre está en órbita alrededor, algunas veces visible a simple vista, otras hay que hacer un esfuerzo con los sentidos para encontarlo... )
ResponderEliminarNo sólo se trata de un muy buen relato, que aporta secretos “visibles, pero ocultos” del arte de comunicarnos y lo importante de entendernos, sino que además regala y comparte información... son impresionantes las estrellas, teniendo corta vida, aún le quedan millones de años para convertirse en una supernova.
ResponderEliminarHola!
ResponderEliminarBueno. Todo bueno. Muchas gracias.
Hasta siempre.
Al final, la belleza de sus ojos y el misterio de su silencio, acabó por atraer a esa estrella hasta la tierra...
ResponderEliminarDos abrazos
Gracias Gonzalo, me honra con su mera visita. Uno de los hilos conductores era precisamente la relación tan especial que se crea entre nieto-abuelo. Otro la infinitud del espacio sideral, el consuelo que encontramos viendo el firmamento y las escasas veces que lo hacemos.
ResponderEliminarBelmar; muy buena observación, la lírica como las estrellas están ahí. Le hacemos poco caso a ambas y sin embargo pueden cambiar al ser humano.
Galafer, gracias. Efectivamente solo unos millones de años separan Deneb de su extinción. El mundo es de las estrellas es tan cautivador como el simbolismo lunar que abordaste en tu blog.
David, hola hombre, me alegro.
Trini, de casta le vienen al galgo, como decimos en nuestra tierra. Lo resumes perfectamente.
Gracias, saludos.
Querido amigo, quiero ser una Miriam, quiero serlo.
ResponderEliminarMe ha fascinado.
Das esperanza, das ganas de seguir soñando.
Gracias. Empiezo este día soleado e invernal sintiéndome una Miriam.
También vengo contenta a decirte que fui a ver tu película recomendada "Paris te amo"...ayyy me gustó mucho, fue doblemente emotiva porque sabes que allá está Bethania.
Justamente habìa recibido fotos del cementerio y en la película sale. ufffff
Mañana pongo en el blog el texto de la Muestra Internacional de Cine y yo creo que el domingo pongo lo que quiero escribir sobre "Paris te amo". A ver que me sale. Esto de escribir no es nada fácil.
Ahì estuviste conmigo en el cine.
Me voy. Creo que ya chismorrié mucho, qué pena.
Te abrazo...
Gracias Clarice, me alegra mucho que te gustase. Nosotros en casa es que no paramos de ver cine, sobre todo el fin de semana. Por eso, entre lo que te gusta París y que tienes allí a tu hija con la que estás tan unida, te entiendo perfectamente. Espero ver lo que pones en tu excelente blog.
ResponderEliminarSaludos.
Que hermoso es comunicarse bajo el signo del amor ... muy bello texto.
ResponderEliminarcuidate y que tengas buen día
:)
Que relato Goathemala!
ResponderEliminartiene tanto lirismo en cada punto y coma, que no me canso de leer y soñar con estar sentada viendo las estrellas.
Volviste mágico el silencio de una niña de ojos bellos a traves del amor de un anciano...
Hola Juan Carlos, ¿ya de vuelta de vacaciones? Seguro que tienes grandes fotos, estaré atento.
ResponderEliminarCromática, intenté un simple cuento pero luego siento como si tomara vida propia. No me sucede muchas veces, me pasó en la Rosa Mística, aquí y poco más. Lo mejor es que me lo paso muy bien, me divierto mucho.
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Saludos.
Que buen relato, y la lirica magnifica.
ResponderEliminarGracias por compartir.
Hay un mito en Copan (o habia) donde se decia que el templo mayor era para pagarle respeto a las MUJERES que habian dedicado su vida a la observacion y el entendimiento de los cielos...en el proceso se quedaban ciegas, y la gente les cuidaba como santas, ya que guardaban la informacion del pasado y tenian las capacidad de inducirle BUENOS sueños a la gente.
No. Gracias a ti Juan por leer y además comentar las elucubraciones y dispersiones de mi entendederas. Me seduce ese mito, la historia misma de pueblo maya. Bueno, eso ya sabes que te lo he dicho muchas veces.
ResponderEliminarSaludos.
Estimado: la verdad es que tu relato es muy conmovedor. Reivindicar el silencio siempre es confortable. Ahí está ella, enseñándonos a comunicarnos con un lenguaje distinto al de las palabras, que a veces son tan duras. Por eso es que muchas veces un momento de silencio, abrazado a un ser querido, puede comunicar mucho más que mil palabras. Lo disfruté mucho. Gracias.
ResponderEliminarGracias Jogreg, las palabras deben ser interpretadas por lo que pasan un filtro mental. Ese es uno de los riesgos del lengüaje. Muchos armisticios no llegan por una cuestión semántica. Cuando "hablan" los abrazos el corazón lo entiende a la primera. El mismo silencio es muchas veces mejor que abrir la boca para no decir nada.
ResponderEliminarSaludos.
Precioso y entrañable.
ResponderEliminarPor no hablar de los recuerdos que me evocas, yo creo que todos los abuelos conocian el cielo.
Un abrazo.
Profundo, sentido y entrañable. No sabria definirlo mejor. Un placer.
ResponderEliminarSaludos
Arbillas, Goldfinger, es un placer levantar la cabeza del trabajo y encontrar palabras de ánimo o que las torpes palabras de uno gustan a otras personas.
ResponderEliminarMás tarde les visito.
Gracias y saludos.
Bellísimo, la dedicación es amor y quien no puede sentir cosas fuertes cuando mira un rostro tan puro y espresivo como el de la foto, con tanto por dary recibir.
ResponderEliminarbesitos
Gracias Laura, es una niña muy bella. Su mirada es profunda y desprende tanta ternura como inocencia.
ResponderEliminarSaludos.
Me recordaste cuando era chica y pasaba mirando las estrellas con mi telescopio. Aldebarán era la que más me gustaba, por ser como una gotita de sangre, roja en ese cielo negro y porque yo soy tauro...
ResponderEliminarExisten personas así, con reflejo de esrellas en los ojos.
Muchos saludos Goathemala!
o meu pai/padre me ensinou que hay estrelas que se miran e non existen... e hay estrelas que non se miran e existen hay million de años...
ResponderEliminarexcelente escrito...
abraços portugueses
Precioso como siempre
ResponderEliminarSofía ¿encontrabas las estrellas y las reconocías? Nosotros tenemos telescopio pero me pierdo, me resulta complicadísimo poder apreciarlas bien, también puede ser porque hay mucha contaminación luminosa donde vivo.
ResponderEliminarMixtu, muito obrigado por sua visita.
Gracias Eowin, me alegra que te guste.
Saludos.
ah!!
ResponderEliminarel poder del lenguaje
muy bueno Goathemala, como siempre
Sí! Las encontraba y conocía a la mayoría de las constelaciones, lo más entretenido era pillar los planetas, eso me encantaba, pero pasa eso que comentas, cerca de la ciudad realmente se ve muy poco por la "contaminación lumínica".
ResponderEliminarCon una ternura infinita, este relato se prende y se desprende de los hermosos ojos de esta niña
ResponderEliminarUn abrazo
Gab
Precioso relato que me ha hecho saltar las lágrimas porque recuerdo con muchisimo cariño a mi abuelo. ¿Por què será que aprendemos tanto de ellos?
ResponderEliminarEscribes con un cadencia musical preciosa. Te seguire leyendo
CHARO
Bonito tu relato
ResponderEliminargoathemala !
Un abrazo cordial.
Goathemala,
ResponderEliminarBello hasta la médula, delicado, suave, que va calando con cada una de las palabras y las frases, tan bien colocadas, y esa profundidad en lo que trasmite.El silencio,esa filosofía del encuentro,ese camino de introspección,del saber interior.
Inuits