AMATITLAN NEGRO II

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Tal vez el inspector Sarrión hubiera sido otra persona si un miércoles radiante no hubieran encontrado a su madre muerta en una barranquera rodeada de plantas. Quizás su niñez, solitaria y angustiada, le hubiera sentenciado a ser un adulto sin expectativas de no ser por una abuela empeñada en convertir la dolorosa ausencia materna en la belleza latente que podía aparecer hasta en lo más sórdido. Tenés que buscarla siempre, le decía.
Sin saberlo, resultaba que Sarrión, leía poesía para encontrar a su madre. En cualquier caso a sus treinta y seis años seguía sin saber quién era. Esa opinión la tenían mucho más diáfana sus compañeros: Carlos Sarrión era un policía incómodo.
Sus superiores le intentaban mantener lo más alejado posible de sus intereses, muchos de ellos turbios. Siendo Comisario Jefe de la División de Seguridad Turística incordiaba poco: excursionistas perdidos, algún secuestro rápido o una muerte de cuando en cuando le atareaban con papeleos de embajadas bien lejos de los apaños políticos, tratos con los narcos o los sobornos de las maras.
El caso era que a pesar del respeto a su cualificación y al conocimiento detallado del organigrama policial del mundo, importaba muy poco. A sus espaldas, unos y otros, en Guatemala le llamaban gachupín aunque nació en Xelajú y no contaba con españoles hasta el bisabuelo. Y precisamente en España, donde se formó cuatro años en la Academia Especial de la Guardia Civil, le llamaban sudaca - centraca si acaso, afirmaba él -. Allí recibió un trato correcto pero imbuido de un paternalismo necio como si por ser americano hubiera cosas que no alcanzara a entender y necesitara explicaciones más detalladas y lentas.
En esencia, como policía destacaba por ir de frente, por su incomprendida terquedad y el tono tajante que se unía al tuteo y al uso reiterado de tacos - esos sí, decididamente hispanos - al enojarse. Aunque se le iban los ojos tras las mujeres imponentes el hecho de que no tuviera esposa ni amante conocida, que no bebiera ni fumara, que rehusara los favores de las prostitutas y leyera poesía a escondidas les hacía sospechar a sus compañeros que, en el fondo, era un poco hueco.
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Niebla
Fue entrever el cuerpo lívido de la niña, acurrucado en el barro con erosiones en las ingles y cuello, y comenzar a retirarse la última bruma matutina.
Una neblina anterior al dolor humano que desvaneciendo su mortaja dejo a Sarrión la estampa de una perla partida. Enojado, luego de darle la mano a su amigo se dirigió al policía que había llegado primero.
Vos, ¿tu nombre es?
Miguel García, señor.
Bien, Miguel García, te voy a decir una cosa bien clarita.
Donde veas un muerto no fumas ¿Entendés?
¿Por?
Por imagen y si no tienes aguante te vas a la gran chingada a fumarte el puto cigarro.
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Fotos propias.

Comentarios

  1. Me encanta cuando cuentas historias "a trocitos", y me gusta esa imposición de Sarrión de prohibir fumar, llena de delicadeza y respeto hacia la niña aún cuando en la forma resulte abrupta

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  2. mia , gracias amiga. Sigo pensando que me he metido en un embrollo de cuidado publicando algo tan negro en mi pastoril blog.

    Pero una de las utilidades de los blogs es la experimentación.

    Saludos.

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  3. Buenas..
    Jajajajajasja...tu pastoril blog.
    Qué buena historia estás construyendo...A mí que es en potencia un magnífico libro. Sigue por favor...no me importa engancharme a una serie como ésta...a las de la tele no consigo hacerlo.
    Un abrazo, y piensa seriamente en lo de que se convierta en libro o en relato largo.

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  4. Mateo Bellido Rojas, gracias, amigo. El tema es hacer cosas nuevas, gracias. Construí los personajes y después me lancé sin más. Lo importante es divertirse pero, caramba, será el calor todo lo que sale es negrísimo.

    Un abrazo.

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  5. negro pero certero...
    Buen remate

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  6. Sigue así,amigo Goathemala, te presiento firme y seguro en la escritura, disfrutando abiertamente del desarrollo de la historia. No pierdas el temple, que en el placer que provoca su lectura vas a tener tu mayor recompensa; y eso no es poco. No cortes ni extiendas. No se si conoces ya todo el camino o no, ni realmente importa, pero deja que esta historia que has creado siga creciendo suavemente, y no sólo hacia adelante -con el caso que se expone-, si no lateralmente -la biografia y análisis de Sarrión-.

    Por cierto, coincido totalmente con mia, en resaltar lo acertado y el estilo con el que no permite fumar ante un cadáver.

    Salud

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  7. jajaja paso mecha, con picardìas bien mexicanotas, jajaja...

    Sigue..sigue con la historia.

    Abrazos.

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  8. Ni se te ocurra dejarnos a medias con esta historia.

    Me gusta cada vez más el inspector Sarrión.

    He pensado, mientras leía, que, acaso él lea poesía para encontrarse y yo la escriba para justamente lo mismo...

    Dos abrazos muy fuertes

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  9. Como las mejores novales negras, me gusta y te animo a seguir deleitándonos con la historia Goathemala.
    Me ha recordado, no sé por qué a una novela "La Reina del Sur" de Pérez-Reverte.

    La foto, muy adecuada, tierra, piedras, aspecto árido, la muerte...

    Un abrazo

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  10. Pedro Ojeda Escudero, negro, lo veo todo negro, deben ser las ganas de vacaciones.

    Charles de Batz , sí, te agradezco muchos los consejos, gracias- Hacer crecer lateralmente a los personajes es llenarlos de vida, hacerlos creíbles. No sé lo que durará, quizás dos o tres entradas más. Será sin duda lo más largo de La tierra de los árboles, siendo muy probable que la desarrolle más cuidadosamente fuera del blog. Saludos.

    Clarice Baricco, gracias. Sí, si yo pienso seguir. Vamos a ver.

    TriniReina , sin duda que sí. Buscar a su madre era conocer su origen, conocer quién era. La poesía ayuda a eso. Dos abrazos, gracias.

    Nuria, gracias. No he leído esa novela de Reverte. El dolor humano adquiere distintas formas pero en el fondo es uno. Buena interpretación de las fotos.

    Gracias a todos, por leer algo tan sombrío.

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  11. cierto que los blogs es el camino de la experimentación... cierto que resalta tu composicón negra...pero es muy buena...sigamos.

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  12. Estimado Goathemala, siento haber tardado tanto en pasarme por tu espacio, estoy disfrutando de este relato que pienso leer hasta el final. Es el premio que me otorgo por una dura semana de trabajo.

    Me gusta como pinta este policía. Sigo.

    Un abrazo

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