EL PRÍNCIPE BARRENDERO
Los hielos duermen en el empedrado al ritmo de Mozart. El barrendero observa el clarear del cielo por encima de los edificios cenicientos y la escena le recuerda el abrir de ojos de un bebe. Se vuelve a colocar el gorro con cuidado para que los auriculares no resbalen y vuelve a agarrar fuerte el rastrillo.
Las hojas se estremecen al armónico rastro de su acero, la escarcha brinca despertada de una gélida pesadilla. En un montículo de tierra unas hojas rebeldes se amotinan y el rastrillo hiende el terreno para agruparlas.
Un brillo o un tacto extraño le detiene. Un anillo de oro y diamantes, aún con arena, sale de su sepultura. Al ser soplados los diamantes compiten con la escarcha por el primer sol.
La imaginación del barrendero vuela a su lejana ciudad, penetra a su casa por un resquicio de la puerta y sorprende por la espalda a su esposa, "mi querida has de saber que tu concertista hecho emigrante primero y barrendero después retorna ahora como príncipe azul para agasajarte con este anillo de hielo y fuego".
Sonríe y su carcajada blanca se empareja a los acordes de un oboe. Como tiene muy medidas sus flaquezas llama a su encargado que recibe con asombro el anillo. El superior promete llevarlo a objetos perdidos pero apenas da la vuelta piensa en un tasador y un fajo de billetes pulcros. El barrendero retorna a su rastrillo y lo sujeta con temple. Sube el volumen y por los auriculares regresan los violines de Mozart. Las hojas bailan el allegro de la buena conciencia y el trabajo duro.
¡¡¡¡Zasssssss!!!!
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Foto mía o de Nahuyaca, hoja atrapada en hielo. Tela el frío que pasamos para tomarlas.
Buenos días, Goathemala
ResponderEliminarUn abrazo...aquí me tienes...
Empeñado en barrer
el atardecer
sorprendí al viento.
Era un chiquillo desnudo
que al verme, me brincó al cuello
y se puso a enredar con mi cabello.
Temblaba su voz
entre las ramas del manzano.
Silbaba entre los cañizos
cosas que uno anda cantando
y nos pilló la noche conversando
de atardeceres
y de soledades...
De andar y andar
buscando verdades
para encontrar
siempre otra pregunta
ir y venir
y no llegar nunca.
Corazón de pluma
¿pa' qué pierdes el tiempo
conversando con la noche y con el viento?...
Volvía del Sur...
Era perezoso y caliente,
con las alforjas cargadas
de polvareda y simientes
de otros sementeros y otras gentes.
Tenía tanto para contar
desde el árbol de las manzanas...
Tantas imaginaciones, que
la noche se resbalaba
por sentarse a oír lo que contaba.
De atardeceres
y de soledades...
De andar y andar
buscando verdades
para encontrar
siempre otra pregunta
ir y venir
y no llegar nunca.
Corazón de pluma
¿pa' qué pierdes el tiempo
conversando con la noche y con el viento?...
Joan Manuel Serrat
¡Qué hermoso despertar! esta entrada tuya.
¡¡¡¡Zasssssss!!!!
ResponderEliminarQue bonita historia, sobre todo destaca la honradez del barrendero, no importa que hagan con el anillo, el no se lo quedó.
Siempre es un placer entrar a tu blog y encontrarse con tus escritos.
Saludos!!!
¡¡¡¡Zasssssss!!!!
Me gusta cuando embelleces a esos seres que pasan desapercibidos.
ResponderEliminarLa foto me encantó. Me la quiero robar, jijiji.
Beso
Una actitud íntegra que contrasta con esa falsa imagen que, quizá interesadamente, algunos tratan de imponer.
ResponderEliminar¿Te animas a dar voz a tu personaje en la historia de Dido? Seguro que bajo tus hojas de granado se oyeron muchas cosas... Besos.
Me allegro molto...jajaja.. por la historia que deja entrever que el trabajo es un estado sagrado, que ni el oro debe cambiar.
ResponderEliminarEl disfrute y la felicidad que un humilde barrendero siente al escuchar a Mozart y Mozart de sonar para el barrendero después de ese pasaje del anillo, ¿Por qué no?
Saludos, gracias por la visita al blog
Mereció la pena pasar frío: la imagen es preciosas!
ResponderEliminarTu relato me parece especialmente cercano porque, a menudo, cuando veo emigrantes trabajando de barrenderos o de obreros, me pregunto qué será lo que habrán dejado atrás, cómo sería su vida anterior, qué familia tendrán... y siempre me infunden un gran respeto.
Y termina el día manteniendo "flaco" el bolsillo... pero henchido el corazón....
ResponderEliminarY eso, puede realmente con el frío de alrededor... :)
(He estado en Cuenca... y me he acordado de ti :) )
Magnfica historia, de honradez y trabajo digno, y magistralmente ilustrada. Esa hojita en el hielo... esta perfecta!
ResponderEliminarMe encanta la 4ª Sinfonia de Mozart.
ResponderEliminarYa se me ha quitado el frio y a las hojas también, van todas bailando hacia donde les voy diciendo.
Claro que a los jefes en ocasiones, no se les deshiela el corazón, por nada en este mundo.
Saludos
Meme, no conocía esa canción de Serrat. Ahora he buscado y he visto que se llama Conversando con la noche y con el viento, sugerente el título. La letra es preciosa. Y Serrat...qué decir de él. Le vimos actuar hace un año y fue una de nuestras mejores experiencias.
ResponderEliminarSaludos.
SCD, gracias amigo. La escribí ayer del tirón. Tu espacio me gusta mucho. Saludos.
Clarice, toda tuya la foto. Hace unas semanas estuvimos en un lugar helado y tomamos muchas otras mejores. Haré, seguramente una entrada con ellas. Saludos.
Isabel Romana, voy a intentar aprovechar un poco el tiempo y enviarte la historia del granado. Saludos.
Roberto, nada dignifica más que cualquier trabajo (o la búsqueda de el mismo). Saludos amigo.
Qalamana, en mi ciudad caen incesantemente hojas de los árboles y bajo una helada terrible los veo recogerlas cada amanecer. Muchos, casi todos, son trabajadores inmigrantes de países que desconocen el hielo. ¿Qué serian antes? Es fácil arrancar una historia breve con su ejemplo.
Mia, gracias. Nada mejor que irse a dormir con la tranquilidad del trabajo bien ejecutado y la mente tranquila. Saludos.
Lady Zurikat, gracias. Tenemos varias fotos muy buenas pero me decidí por esta. Irán poco a poco saliendo. Saludos.
unjubilado, siempre fui más de Bach y Vivaldi pero llevo unos días escuchando a Mozart y me siento desbordado. Convenirle como genial ya no dice nada nuevo de este compositor, un ser tocado por la mano Divina sin duda. Y sí, sé que en tu casa pirenaica has quitado hojas. Saludos.
Querida Goathemala:
ResponderEliminarNo hace falta que te diga, creo, que sólo con ésta rosa que he tráido especialmente para tí, ens eñal de desagravio, pueda solicitarte mis disuclpas por no haberte visitado más asiduamente.
Pero al menos permíteme decirte que he dsifrutado enormemente ese maravillos y sensible vuelo crativo quie has plasmado en esta diciosa hisotria a la que pienso no le falta nada, para ejercer el placentero derecho de soñar.
Un besaoz enorme, reina, y espero te acuerdes de mí, tu visita ha sido un palcer, y esperemos que se repita, ya ves que aunque tardíamente mi coantramastre me alcanza la bitácora con los comentarios de visitantes adorables como tú.
Es sin duda un hermoso texto que contiene poesia, las imagenes que nos das asi igual nos llenan de poesia, y para rematar una bella foto, es de exposicion.
ResponderEliminary la pregunta de siempre, y la del sidebar tambien es tuya? porque me encanta!
abrazos
Navegante, gracias por tu visita. Tienes razón, hace mucho que no me paso por tu excelente lugar. Pronto lo haré.
ResponderEliminarCromática, gracias. Sí la del sidebar es mía también y no veas que frío que hacía. Saludos.
Gracias.
El otoño y sis brisas...me encanto..saludos, amigo arbol
ResponderEliminarLa honradéz a veces frustra las ilusiones, sin duda ésta virtud no es de muchos.
ResponderEliminar¿Habrá recompensa para el barrendero?
Muy alegórico y con aromas.... aspiro el olor fragante de la literatura.
ResponderEliminarEnhorabuena.
La recompensa del barrendero fue sin duda la música de Mozart.
ResponderEliminarSaludos,
Cierro los ojos después de leer tu relato del barrendero por tercera vez y siento el frio simbolizado en esa hoja iriscente. Las hojas que él creyó muertas, cobran vida y bailan a su alrrededor, celebran algo escaso y de gran valor: la honradez.La cuarta sinfonía es una de mis favoritas, leer tan hermoso relato, con ella de fondo ha sido un deleite para mí.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Siempre he dicho que no hay nada como dormir sin "lastres"...me encanta la ambientación musical....:D
ResponderEliminarQue te dire... Ves lo más cotidiano, lo convertis en letras, y lo volvés algo que es capaz de transportarnos y relajarnos a todos. ¡Qué imagenes! Tan bien escritas, como bien tomada la fotografía. Sinceramente felicitaciones.
ResponderEliminarSaludos.
Y pensar que Mozart no adormece, sino despierta... tal vez, sea mejor cerrar los ojos a veces, dejando los oídos más abiertos.
ResponderEliminarBello escrito, bella foto. Tras lo gélido siempre he pensado que se esconden brillos y tesoros nuevos.
Muchos saludos Goathemala.
De verdad, me maravillan tus relatos.
ResponderEliminarSon perfectos: adecuada la foto, preciosa la música, y ejemplar el contenido.Es delicioso leerte.
Gracias por pensar y escribir para nosotros.
Un beso sincero de amistad y admiración.
Y creo que todos hemos bailado al son de las hojas y de la cuarta de mozart...hemos notado los cristalitos de hielo y nos hemos clavado con el rastrillo en el pensamiento del barrendero aislado del mundo en su música y ensoñación...
ResponderEliminargráfico,redondo,perfecto
un fuerte abrazo
Al leer estas líneas me imaginé y disfruté la inocencia y honradez del barrendero, su alma no maleada que le llevó a hacer lo correcto ya que el asocia ingresos económicos con trabajo honrado y no con apropiación de bienes ajenos aunque nadie se fuera a enterar sin pensar tampoco en que el encargado fuera a hacer lo que la mayoría de la gente hoy en día haría.
ResponderEliminarMuy bueno Goathe
Saludos
Leyendo esta historia, se me ha hecho un nudo en la garganta.
ResponderEliminarQuizá los diamantes y el oro, para este honrrado barrendero, sea la música. Música que no creo sea capaz de sentir el encargado.
Dos abrazos
Sencillamente hermoso.
ResponderEliminarEl duro trabajo y la buena conciencia (ser hombre íntegro>) vale todo, es la mejor condecoración.
Sobre todo porque queda registrada, como verso de amor, en la página de la vida del barrendero. Y Alguien aplaude y recompensa.
Un fortísimo abrazo.
Que lindo post donde hay artisimos principes barrenderos que dejan nuestro jardin hermosos y pues siempre he pensaod que si hay un jardin bien cuidado es porque siempre habra cariño y espacio en esa casa, abrazos grande para ti
ResponderEliminarEl relato me evoca una historia que un primo una vez nos compartió.
ResponderEliminarMi primo tenía un taxi, y alguien dejó olvidado su portátil en el carro, mi primo (según él) se percato luego de un tiempo, llegó a su casa y contento por lo que “se había encontrado”, sintió que la vida le había dado un premio…. Pasaron unos días, y llevo a otro pasajero a un hospital, alrededor de dicho hospital vio carteles ofreciendo recompensa por el portátil perdido en un taxi, él se sintió culpable y lo dejó en la recepción del hospital, resultó que el dueño era oncólogo y tenia media vida de investigación… Como la vida dá muchas vueltas, mi primo ahora siente más alegría, porque como el mismo dice “Ya tengo más años de vida, pues de cáncer ya no muero”
Un abrazo Pedro.
Qué hermosa fábula, Goathemala, y qué bien escrita. Poesía pura y una elegantísima lección moral. Enhorabuena. Salud y un fuerte abrazo.
ResponderEliminarMagnífica escena cotidiana, amigo Goathemala, da la sensación de que la has escrito según la estabas presenciando. Real, fresca -además de por el frío, claro- y llena de vida...
ResponderEliminarSalud
hola:
ResponderEliminarSoy de Chile y recorriendo los blogs me encontre con el tuyo
espero que me puedas visitar y dar tu opinion sobre el mio
saludos
spl
Independientemente de la excelente calidad del texto, me sentí transportado a la película Amadeus, una de mis favoritas.
ResponderEliminarPequeña serenata nocturna, tal vez la composición más escuchada del genio.
Veo una escena... sonrisa de efímera alegría. Luego otra escena... tiempo simple sin absurdas posesiones y rostros impregnado de alegre vida.
ResponderEliminarMe ha gustado el texto un montón.
Un saludo.
Hasta luego.
Es un relato mágico, Goathemala, mágica la bellísima narración que haces, el mimo con que cuidas cada imagen, la manera en que enalteces lo más humilde, y mágica la honradez del barrendero. Mágica y escasa...
ResponderEliminarEnhorabuena por ese relato, de veras, me ha encantado. besotes.
Qué feliz parece ser este hombre, aun apartado de su mujer y llevando una existencia laboral algo dura, parece afrontar ña vida con optimismo.
ResponderEliminarOjalá todo el mundo pudiera actuar así, qué gusto.
Un abrazo amigo, como siempre el relato te ha salido redondo. No os heleis por hacer las fotos, jeje.
Y qué es un diamante comparado con un Allegro de Mozart.
ResponderEliminarGoathemala, honestidad y humildad parecieran ir de la mano siempre. Besos.
ResponderEliminarLas mejores cosas son gratis, el cielo, la escarcha, la mirada de un bebe, trabajar con gusto, el amor de la esposa, la conciencia limpia, la carcajada blanca, la musica de Mozart, pero que hombre mas acaudalado, para que necesita un diamante? Bellisimo, Goathemala, me encanto, te felicito. Saludos.
ResponderEliminarLa foto, que foto.
ResponderEliminarQUÉ FOTO!!!
Todo lo mejor para ti.
PS: Es la 40 de Mozart
Es bonita la historia...llena de sensibilidad...tu barrendero no se parece al de mi barrio...que no se le ocurre ni más ni menos que barrar las calls a eso de las 4 de la mañana con un máquina infernal...que hace un ruido tremendo, te despierta, te desvela y...te cabrea (desde luego él no tiene la culpa)
ResponderEliminarSaludos.
Hace tiempo que me daba una vuelta por tu espacio y me encuentro con esta historia, llena de valor, ciertamente me hacia falta visitarte, prometo al rato leer los posts que tengo atrasados.
ResponderEliminarsaludos
Creo que habr� muchos imitadores y hasta admiradores que quisieran igualar tu estilo y sentimiento, pero ninguno (a) llega ni al g�nesis de tus talones.
ResponderEliminarLinda narraci�n, me deja pensando entre la honradez, el conformismo, la suerte, los sue�os y la ventaja.
Un abrazo.
Interesante historia que incita a la reflexión sobre el uso que del azar hacemos los humanos.
ResponderEliminarEl animal, yo creo, no contempla alternativas.
De todas formas creo que lo más profundo que desvela esta narración es el destino de las hojas, tan parecido al nuestro, tan.
(Oye, tienes aquí unos minirelatos estupendos. Escribes con mucho arte)
Un saludo
Gracias a todos por sus comentarios tan amables. Concluyo una semana de mucho trabajo y frecuentes cortes de internet. Dedicaré el tiempo que tenga a visitarles y si me sobra un poco a contestar aquí mismo a sus comentarios.
ResponderEliminarGracias por su comprensión y ánimo.
La honradez y la tranquilidad de conciencia bellamente presentadas.
ResponderEliminarMe encantó
Un besote!
No hay trabajo mejor que aquel que esta bien hecho.
ResponderEliminarPara mi, los principes y Reyes de la vida son aquellos de corazones bondadosos.
Gracias a estos ecritos doy gracias a la vida por tantos barrenderos y barrenderas que me voy topando por los caminos y las calles de mi vida.
Mas abrazos a raudales!!
shhh...despacio.!!!
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